Comunicado – Agua viva desde el corazón de la Amazonía para el mundo
Casa de los Maryknoll en Manhattan
En el marco de la Conferencia sobre el Agua de Naciones Unidas que se realizó del 22 al 24 de marzo del presente año en la ciudad de Nueva York hemos contado con la participación de una delegación de representantes de Red Eclesial Panamazónica – REPAM, la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA, Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús de América Latina (AUSJAL), el Programa Universitario Amazónico (PUAM), y el Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro (IDGCE).
Durante estos días de generación de espacios de diálogo, presentación de propuestas, y socialización de investigaciones que nos alertan sobre la desprotección y vulneración del derecho humano al agua limpia y segura, confirmamos que un cuarto de la población mundial[1] no tiene posibilidades a un acceso pleno y real al derecho humano del agua. Los datos que circulaban en los diversos espacios daban cuenta cómo se sigue acrecentando la brecha de desigualdad en la calidad de acceso al agua para las poblaciones históricamente excluidas.
En 2015 el Papa Francisco nos decía en Laudato Si la existencia de la pobreza del agua social (LS – 28), una pobreza que amenaza particularmente a las cuencas del Congo y la Amazonía. Es por ello, que, durante esta Conferencia del Agua, hemos querido garantizar la presencia de la iglesia y los procesos que puede ofrecer a nivel de promoción, defensa y exigibilidad de derechos humanos a través de la Escuela de Derechos Humanos de REPAM, como también otras instancias eclesiales que se encuentran en la Panamazonía. También ha sido nuestro deseo que a través de la presidencia y vicepresidencias de la CEAMA se pueda invitar a una conversión ecológica estructural, como también a los desafíos y urgencias que se plantean desde las universidades católicas y la propuesta de un Programa Universitario Amazónico (PUAM), resultante del Sínodo sobre la Amazonía, que se adapte a sus dificultades, y que tome como base experiencias formativas que ya están trabajando en la perspectiva de gobernanza local del agua, como lo es el Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro.
Desde las voces de los territorios, desde la presencia de la lucha y propuesta del Pueblo Sarayaku (Ecuador), desde el trabajo de defensa y exigibilidad de Cáritas Madre de Dios (Perú), escuchamos las vulneraciones que se cometen y que impiden garantizar el derecho humano al agua para todos los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales. El aumento de la frontera extractiva en la Panamazonía, las actividades ilegales como la tala y la minería, o los derrames petroleros, la combustión de los gases tóxicos producto de la explotación del petróleo son entre las principales causas que contaminan los ríos, igarapés y afluentes del Amazonas, y que ponen en riesgo la vida de todas las comunidades que dependen de ellos para su subsistencia.
Es una prioridad y urgencia que podamos enfocarnos como iglesia en los territorios, desde las redes regionales existentes de defensa y justiciabilidad, las universidades, y los institutos especializados para priorizar un enfoque del derecho humano al agua desde una mirada intersectorial, interrelacionada y holística con enfoque basado en los derechos humanos para el logro de las necesarias políticas públicas que le den soporte. El acceso al agua no es solamente una necesidad material que garantiza la vida de todo ser, es sobre todo puente y relacionamiento con dimensiones culturales y espirituales de los pueblos indígenas. Lo es también, la urgencia en el fortalecimiento socio organizativo que permita incidir y fiscalizar políticas de saneamiento y manejo de los recursos hídricos adaptadas a sus realidades.
A su vez, en los lugares donde existan intereses extractivos, es imperativo garantizar y respetar la ineludible consulta previa, libre e informada para no vulnerar a los territorios y a sus pueblos.
Sin olvidar la dimensión ecológica que requiere una administración responsable que tiene como uno de sus objetivos fundamentales el no despilfarrar este bien común, donde busquemos proteger este don de Dios con una visión clara de equidad y justicia. Por último, y no menos importante, ser conscientes que nuestras acciones ahora permitirán que las futuras generaciones puedan acceder al consumo adecuado del agua limpia y segura.
Por todo ello, agradecemos al Papa Francisco por animarnos a seguir sumando esfuerzos de manera articulada, en unidad en la diversidad, y en sinodalidad, donde podamos ser cauce como un río de esperanza en un mundo donde se clama por agua y por vida, y vida plena.
“No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental” (LS – 139)
[1] Vision statement UN 2023 Water Conference. “Our watershed moment: uniting the world for water”