papa Francisco

En memoria del papa Francisco

Con profunda emoción y recogimiento, nos unimos al sentir de toda nuestra Iglesia por el fallecimiento del papa Francisco, el jesuita Jorge Mario Bergoglio, servidor incansable del Evangelio y testigo luminoso de la esperanza. Confiamos en que su testimonio perdurará en la memoria y misión de todos los que, como él, creemos en un mundo reconciliado, justo y fraterno. 

Como Asociación de universidades jesuitas en América Latina, expresamos nuestro más sincero agradecimiento a Dios por su vida entregada al servicio de la justicia, la reconciliación y el cuidado de la creación. Su testimonio profético, cercano y valiente marcó una huella indeleble en nuestros corazones y en nuestras instituciones. 

En sus encuentros con universidades, Francisco destacó con fuerza que el humanismo que necesitamos no es solo un ideal, sino un proyecto formativo encarnado, donde mente, corazón y manos dialogan y se armonizan.  Expresamente resaltó el valor sinérgico de las universidades católicas:  

“Imaginemos el potencial que podría desarrollar una colaboración aún más eficaz y operativa, fortaleciendo el sistema universitario católico. En un tiempo de gran fragmentación, debemos tener la audacia de ir contracorriente, globalizando la esperanza, la unidad y la concordia, en vez de la indiferencia, de las polarizaciones y de los conflictos.” Papa Francisco  

Nos conmovió su confianza en el trabajo en red como camino hacia una universidad más solidaria y comprometida con el bien común. En ese espíritu, valoramos profundamente su respaldo a iniciativas como la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común (RUC), donde nuestras instituciones, representadas por rectores y directivos de AUSJAL, tuvieron la gracia de dialogar con él. Su visión de una ecología integral, al servicio de la justicia, la paz y la sostenibilidad, ha encontrado eco y compromiso en nuestras aulas, investigaciones y proyectos comunitarios. 

Hoy resuenan sus palabras de apertura al pontificado: “Caminemos juntos, Obispo y pueblo”. Esa invitación a reconocernos todos corresponsables de la misión de la Iglesia interpela también nuestra vocación universitaria: caminar con los pueblos de nuestra América Latina, formar ciudadanos comprometidos y libres; discernir, con audacia, caminos nuevos para servir a una humanidad herida.  

Acompañamos al papa Francisco en su pascua definitiva con la gratitud del corazón. Que su legado nos impulse a formar generaciones comprometidas con la transformación de nuestras sociedades, desde la fe, el discernimiento y la alegría del Evangelio. Nos deja una Iglesia que sueña con ser más parecida a Jesús, y a nosotros la tarea de encarnar ese sueño en nuestras universidades, con creatividad, valentía y ternura. 

En comunión, elevamos nuestra oración agradecida por su vida, y nos encomendamos al mismo Dios que ahora lo abraza en plenitud. 

 

Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) 

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