Queridos amigos, es un gusto saludarles nuevamente luego de nuestro diálogo en la Asamblea General de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas, la IAJU, que compartimos en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, y encontrarles hoy por este medio en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, sede del Tercer Simposio de Innovación y la Asamblea Ordinaria de AUSJAL.
Agradezco a quienes han hecho posibles estos encuentros y quiero invitarles a celebrar los 40 años de nuestra asociación latinoamericana con la gratitud de la «Contemplación para alcanzar amor» propuesta por San Ignacio; es decir, puestos delante de Dios nuestro Señor y saboreando internamente tanto bien recibido para que, reconociéndolo, podamos en todo amar y servir.
Los Ejercicios Espirituales nos plantean la Contemplación para alcanzar amor como la desembocadura de un gran río que recorre la gracia misericordiosa y el orden propio de la primera semana, el conocimiento interno de Jesús y la lucidez propios de la segunda semana, hasta atravesar con Jesús el dolor de su pasión en la tercera semana y gozarnos con Él de su resurrección. Solo puede agradecer tanto bien recibido con la hondura que San Ignacio plantea quien ha recorrido este camino espiritual, viviendo con hondura creyente su cotidianidad, como tantas hermanas y hermanos nuestros.
A Contemplação para Alcançar o Amor nos convida a trazer à mente os benefícios recebidos, a ver como Deus habita nas criaturas, a considerar como Ele trabalha em todas as coisas criadas e a reconhecer que todos os bens e dons descem do alto. Seguirei o esquema proposto por San Martín para esta memória dos quarenta anos da AUSJAL.
Primero: Traer a la memoria los beneficios recibidos.
Nuestra vida y llamado a servir como Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe son claramente un regalo de Dios. Hoy heredamos la inspiración con que el Señor Jesús convocó a los rectores de nuestras universidades a crear esta asociación, hoy llamada a promover la colaboración y solidaridad entre sus miembros y a contribuir a su misión, identidad, desarrollo institucional y compromiso social.
A los 5 años de aquel 10 de noviembre de 1985, la Asamblea de AUSJAL acordó elaborar un ideario común en materia de la identidad y desafíos que la realidad de nuestros países presentaba a nuestras universidades. Fruto de este trabajo es el documento «Desafíos de América Latina y propuestas educativas de AUSJAL», en cuya estructura es visible la fundación de un modo de proceder específico de la asociación.
El documento comienza con una carta del Superior General de la Compañía, quien agradece a AUSJAL la adaptación e inculturación de las características de la educación de la Compañía de Jesús para las universidades jesuíticas de América Latina. En su carta, el Padre Kolvenbach destaca que el documento ofrece a cada integrante de nuestras comunidades universitarias una visión y un propósito comunes que solo llegan a realizarse si el texto se vivifica; es decir, se estudia, se comprende y se pone en práctica como instrumento de evaluación permanente sobre lo que debemos dejar de hacer y lo que podemos hacer mejor.
De manera acorde con la pedagogía ignaciana, el documento de AUSJAL continúa con un análisis del contexto y los desafíos de las sociedades latinoamericanas: pobreza y desarrollo, universidad y sociedad, modernidad y universidad; desafíos que acaso les sean familiares en su complejidad contemporánea. El documento destaca, en tercer lugar, la identidad del aporte universitario de la Compañía de Jesús en clave de inspiración cristiana y tradición ignaciana. Hemos reflexionado sobre nuestra identidad en nuestra reciente asamblea de la IAJU y es necesario seguirlo haciendo. Finalmente, el texto concluye planteando los objetivos, prioridades y líneas de acción de AUSJAL, como harán ustedes al trabajar su plan estratégico a 2031 esta semana.
Se atribuye al físico Isaac Newton haber escrito a propósito de su labor científica: “Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. La versión ignaciana de esta idea, formulada en el siglo XII por Bernardo de Chartres, sería en cambio: colaborar como lo hicieron nuestros antecesores, agradecidos al eterno Señor de todas las cosas, que quiso nacer en suma pobreza y, al final de tantos trabajos, de hambre y sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, morir en cruz, resucitar y así redimir al género humano.
Mirar cómo Dios habita en las criaturas.
Dios habita y da vida a cada persona que conforma nuestro alumnado, que nos convoca a acompañarle y formarle integralmente; en nuestras egresadas y egresados, testimonio de nuestra formación para el mundo; y en cada integrante de las comunidades con quienes nos vinculamos en nuestras sociedades. Dios habita en cada planta, árbol y animal que vivifica nuestros campos. Vive en la creación entera, Casa Común que el Papa Francisco nos convoca a cuidar en la Laudato Si’. Envío cotidiano que este mes vive un hito en la COP 30 sobre cambio climático. Allí llevaremos la voz de casi 100,000 estudiantes de nuestras universidades para exigir la reducción de nuestras emisiones y la condonación de la deuda a los países emergentes para que puedan invertirla en esta reducción, entre otras necesidades apremiantes.
Dios habita en cada ciudadano de nuestros países y escuchamos su clamor, especialmente en quienes ven su vida a riesgo por las guerras que desata e impulsa la ambición de líderes nacionales y el crimen organizado; por la migración y los desplazamientos forzados; por comprometerse en la defensa del derecho a habitar dignamente un territorio; o el de nuestras democracias puestas en vilo por autócratas en complicidad con los poderes que los sostienen.
Dios trabaja y labora en todas las cosas criadas.
Dios habita en cada persona que colabora en nuestras universidades y está llamada a dedicar su trabajo en misión compartida, mientras es remunerada con justicia y tratada con el cuidado con el que Jesús nos trata. Habita nuestros esfuerzos para constituirnos en espacios donde se dialoga críticamente con los avances tecnológicos, priorizando la dignidad humana, la justicia y búsqueda del bien común. Vive en nuestros diálogos entre ciencia y fe para fortalecer la búsqueda rigurosa de la verdad, hoy tan cuestionada, y el discernimiento intelectual como parte de la formación integral.
Voy a referirme, en el marco de esta celebración, a cada uno de los colectivos que conforman a AUSJAL para agradecer cómo Dios ha trabajado desde su fundación a través de ellos. Me refiero a quienes promueven una educación integral para nuestro alumnado en dimensiones como:
Nuestra identidad ignaciana y misión cristiana a través del grupo de Pastoral e impulsa el Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL).
Los Derechos Humanos, con un grupo a cargo de dos diplomados que, sumados a un PLIUL, ha egresado a más de 7,000 líderes a lo largo de 23 años.
La telecolaboración a través del Intercampus AUSJAL, abierto a nuestro alumnado y al público interesado en continuar su educación universitaria.
La Inmersión Dual Virtual, red donde estudiantes y docentes dialogan interculturalmente en inglés, español y portugués, lenguas clave para la reconciliación de nuestras sociedades en la justicia socioambiental.
También considero a los colectivos dedicados a la investigación y la comunicación de la ciencia a través de distintos canales:
La Red de Ambiente y Sustentabilidad, que intercambia y publica sus mejores prácticas de gestión universitaria sustentable y estudia la relación entre depredación ambiental y la corrupción globalizada.
La Red de Desigualdad y Pobreza, que realiza y comunica estudios y breviarios de política pública para contextualizar y problematizar estos fenómenos.
La Red de Derecho a la Comunicación y Democracia, que investiga y difunde sus hallazgos sobre este derecho a la comunicación en el ámbito regional.
La Red de Educación, dedicada a investigaciones sobre innovación educativa y prácticas pedagógicas innovadoras en pedagogía ignaciana.
La Red de Tecnologías de la Información y la Comunicación, que investiga las competencias necesarias para la docencia en relación con las tecnologías y ofrece formación para desarrollarlas.
El Grupo de Filosofía, que investiga, dialoga y publica en esta disciplina fundacional del pensamiento occidental y sus fronteras.
Y el Observatorio de la Democracia en América Latina, que estudia la crisis y desencanto con la democracia y lidera nuestro grupo de tarea global en la materia, donde debemos profundizar nuestra incidencia.
Agradezco la labor de los colectivos de gestión académica en campos como:
La Cooperación Académica y Relaciones Interinstitucionales, a cargo de la internacionalización estudiantil y docente financiadas en solidaridad.
La Responsabilidad Social Universitaria, que coordina una autoevaluación en que las instituciones de AUSJAL ponderan su compromiso socioambiental.
Bibliotecas, que bajo un modelo de reducción equitativa de costos provee de recursos informáticos a nuestras comunidades universitarias.
Posgrado e Investigación, que ha catalogado su oferta formativa en cada institución y lanzado una convocatoria interuniversitaria para promover la producción de conocimiento sobre democracia, derechos humanos, cultura de paz, desarrollo sostenible y migración forzada.
Editoriales, grupo que concentra esfuerzos universitarios de comunicación literaria y publica un catálogo de las publicaciones de nuestras instituciones.
Y las Vicerrectorías Académicas, que intercambian prácticas de gestión en el cuidado de la calidad educativa y el acompañamiento estudiantil.
Finalmente, agradezco a Dios el quehacer de la Asamblea de Rectores de AUSJAL y el equipo de su Secretaría Ejecutiva, que impulsan y coordinan este trabajo en el sentido demarcado por la misión que comparten.
Segundo: Mirar cómo todos los bienes y dones descienden de Dios.
Nuestras limitadas posibilidades como red interuniversitaria, la fragilidad de AUSJAL y cada uno de sus miembros, así como todos sus bienes y dones, son también gracia de Dios. Agradezcamos a Él el intenso proceso de planeación estratégica, cuyos frutos se publican esta semana y se concretarán en proyectos durante los próximos meses.
Ratificada la misión de AUSJAL que enuncié inicialmente, quiero respaldar su visión renovada. Si vivimos terrenalmente en 2031, queremos ver juntos que AUSJAL propicia la formación integral y la producción y transferencia de conocimiento de manera innovadora, con sello ignaciano y con sentido de transformación social; que además facilita la cooperación entre sus integrantes para responder conjuntamente a las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, y refleja una gestión eficiente, transparente y atenta al bienestar de las comunidades universitarias.
Agradecidos pelo chamado do Senhor àqueles que fundaram e aos que hoje dão vida à nossa associação, podemos reconhecer com grande carinho tudo o que Deus fez por nós ao nos convocar para esta tarefa interuniversitária, e considerar com razão e justiça o que podemos e devemos oferecer a Ele, como quem oferece com profundo afeto: “Tomai, Senhor, e recebei”.
Celebremos agradecidos estos 40 años de camino.
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